Un trago de extasis se instala en mi regazo
ansiando renacer en cada suspiro
aquella fina excusa por la que me ato a tu ser
desnudando la fiereza de tus palabras que descubre mi pecho
sometiendo a mil demonios bajo tu inocente yugo
los gritos virginales de tu puño
avivan el fuego de mi alma
fundiendo la sempiterna desesperanza de un mañana lejos de tu calida mirada.

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