Amor proletario

Aunque el cruce de nuestras verdaderas miradas
sea un acto prohibido
contemplo el brillo radiante de tu sutil cabello rodeando tu cuerpo
y la sonrisa que adorna tu delicado rostro
del que la brisa en esta alegre noche
engalana culpable de este claustrofóbico paseo
por esta asfixiante selva
convertida en nuestro obligatorio refugio
donde procuramos fortalecer estas ingenuas esperanzas
para unir nuestras almas fugitivas de memoriales semblanzas.

Me prendo del silencio forzoso de la mecánica marcha
que nos traslada a una sutil y decorosa cama
esperando amarnos
no solo en nuestros sueños de día
en los que nos atamos con ingenuas caricias y
violentos movimientos de nuestros cuerpos
hambrientos y sedientos
de amor
de dulzura
de ternura
de pasión
hasta una nueva llegada al finalizar
nuestras rutinarias jornadas diarias
al sitial inmortal de nuestra naciente y dialéctica unión.

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