Solo necesito un segundo para revivir
una eternidad para morir bajo tus pies
un instante para robarte el aliento
y consumirme en la apoteosica dulzura de tu existir.
Hoy quiero fundirme en tu cuerpo para morar en tu mente
quizas como un capricho
tal vez como un antojo minusculo
o de repente como esa estrella fugaz que relampaguea y revienta tu fragil inocencia
en un solo soplido de mi pluma por tus ojos de diosa bohemia.
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