Porque la soledad no es de cuerpos sino de almas,
No somos solitarios por decreto sino por caprichos ajenos...
Somos soledades andantes,
Almas penando queriendo ver en nosotros mismos a alguien capaz de entregar y vivir al ritmo de uno mismo,
De frente y sin titubeo,
La soledad entonces,
En ese instante en que llegue y no se vaya ese alguien,
Entonces será materia de olvido conveniente esperando volver cuando allá otra despedida...
Christian Jaimes
“Chrija”
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